Mucho más que un hecho policial
Los pueblos originarios
de nuestro país son víctimas históricas de un modelo agricultor de desarrollo
que tiene como eje central la acumulación y concentración de tierras en manos
de unos pocos. A lo largo del tiempo, para llevar este proceso adelante, fue
necesario expulsar a esas comunidades de sus hogares. Lamentablemente esto no
es solo una mirada “de archivo” sobre nuestra propia historia sino que esta
definición sirve aún hoy para describir la realidad social de estos pueblos,
que deben trasponer caminos minados de xenofobia, racismo y violencia y muchas
veces, aunque a los habitantes de las grandes ciudades les cueste creerlo, sin
amparo y protección del Estado.
Esta es la situación
por la que atraviesan nuestros hermanos Qom del norte argentino. En los últimos
días algunos miembros de estas comunidades, muchos de ellos menores, fueron
víctimas de hechos de violencia y hasta de asesinatos, como el brutal crimen
del niño Imer Flores de tan solo 12 años, sucedido hace unos días en mi
provincia del Chaco, en el pueblo de Río Bermejito. Este caso, como otros que
sucedieron recientemente, es mucho más que un hecho policial, como lo definió
el gobernador Jorge Capitanich. Quedarnos con esta apreciación sería
conformarse con una mirada deliberadamente minúscula e inconducente, es como
intentar tapar el sol con un dedo. Debemos denunciar que estas prácticas
violentas, que de manera deliberada y permanente sufren estas comunidades, son
impunes y son el vil complemento para una realidad atosigada por la pobreza, el
hambre, la desnutrición y la falta de trabajo. El Estado provincial otorga
ayuda social en contadas gotas y ésta llega, en muchos casos, con el fin de
usar a estos ciudadanos políticamente para conseguir que con su voto se
favorezca a un determinado intendente municipal. Una modalidad por demás
conocida en Formosa, Chaco, Tucumán y Misiones.
El Intendente de Río
Bermejito, Lorenzo Hefner, perteneciente al Justicialismo, ya había sido
denunciado hace unos años por tener conceptos discriminatorios contra estas
comunidades al tratarlos de “haraganes” y “rotosos”. La Fundación Nelson
Mandela denunció esto y también denunció públicamente que las voces de protesta
de algunas familias del Impenetrable chaqueño fueron acalladas con prácticas
“clientelistas” cuando operadores del municipio aparecieron regalando comida,
bicicletas y hasta celulares. Los gobernantes abusan de la extrema pobreza en
la que se desenvuelven estos sectores para favorecer su juego político y
aparecen en escena de acuerdo con su conveniencia. Lo que no pueden ocultar es
que carecen de un plan integral para este sector, un programa que genere
progreso, igualdad de oportunidades y la posibilidad de desarrollarse
dignamente en las tierras que les pertenecen.
Es que estas
comunidades son un obstáculo para las políticas de atesoramiento de algunos
particulares de estas tierras que ancestralmente les pertenecen a ellos.
Sistemáticamente estos terratenientes, reitero, amparados por la inexistencia
del Estado y la complicidad de sus fuerzas de seguridad, viven esperando que la
injusta realidad socio-habitacional en la que desarrollan sus actividades
nuestros hermanos aborígenes, sin viviendas dignas, agua potable, alimentos,
educación y salud, los destierre por inercia de sus hogares. Lamentablemente
para los que resisten y pelean por sus derechos, la violencia y la impunidad
con la que se manejan los asesinos los está alcanzando.
Claro que exigimos a
las autoridades el esclarecimiento del asesinato del niño Imer Flores, pero
¿podemos conformarnos con solo una investigación policial? Absolutamente no. Si
no cambian radicalmente las políticas de Estado destinadas a estos pueblos,
estos hechos de violencia volverán a producirse más temprano que tarde.
Demandamos a los
gobernantes provinciales y nacionales un plan sistémico de reinserción y
desarrollo social para los Qom y para todos los pueblos originarios para que
dejen de padecer las consecuencias de la codicia desmedida de unos pocos que,
hasta hoy, se sienten ayudados y amparados por la impericia de quienes fueron
elegidos para garantizarnos a todos los argentinos los mismos derechos.
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